
Los ricos recurren al seguro para invertir en crédito privado y evitar elevados impuestos
El crédito privado ha ganado un protagonismo sin precedentes entre los inversores adinerados. Según datos de Preqin, proveedor especializado en información sobre inversiones alternativas, el mercado de crédito privado ha crecido rápidamente: pasó de un billón de dólares en 2020 a 1,5 billones a principios de 2024. Y las previsiones apuntan a que alcanzará los 2,6 billones en 2029.
Este tipo de inversión, que implica prestar directamente a empresas sin pasar por bancos, se ha convertido en una alternativa atractiva ante las limitaciones del crédito tradicional. Sin embargo, tiene un inconveniente fiscal importante: las ganancias obtenidas se gravan como ingresos ordinarios y no como plusvalías a largo plazo.
En Estados Unidos, los ingresos ordinarios pueden tributar hasta un 40,8% a nivel federal, mientras que las plusvalías a largo plazo tienen un tipo impositivo máximo del 23,8%. Esta diferencia fiscal ha llevado a los inversores con alto poder adquisitivo a buscar estrategias más eficientes para proteger sus beneficios.
Una de las soluciones más utilizadas por los ricos es el uso de pólizas de seguros de vida con valor en efectivo, también conocidas como “private placement life insurance” (PPLI). Este tipo de productos permite a los asegurados invertir en activos alternativos —incluido el crédito privado— dentro de una póliza de seguro. Al hacerlo, los rendimientos generados se acumulan libres de impuestos mientras la póliza está activa.
Además, si se gestiona correctamente, los fondos pueden retirarse más adelante de forma estratégica o transmitirse a los herederos sin que se vean afectados por el impuesto sobre la renta o el impuesto de sucesiones. En esencia, se trata de una herramienta para mantener el crecimiento de la inversión dentro de un “envoltorio” fiscalmente eficiente.
Estos seguros no están al alcance de cualquiera. Requieren inversiones mínimas elevadas —normalmente de al menos 5 millones de dólares— y suelen estar gestionados por asesores financieros especializados en clientes con grandes patrimonios. Las compañías aseguradoras colaboran con gestores de inversiones que ofrecen acceso a fondos de crédito privado y otros activos alternativos que no están disponibles en las pólizas tradicionales.
Los expertos afirman que esta estrategia se ha convertido en una forma clave de inversión para las élites económicas. No solo permite acceder a productos con rendimientos superiores, como el crédito privado, sino que también protege las ganancias frente al impacto fiscal.
A medida que el mercado del crédito privado continúa su expansión, es probable que el interés por este tipo de estructuras aseguradoras también crezca. En un entorno donde la planificación fiscal se vuelve cada vez más compleja y crucial, los inversores adinerados buscan métodos legales y sofisticados para preservar y hacer crecer su patrimonio.